Como sabréis, nuestro cerebro está programado para segregar determinadas sustancias que nos hacen sentir bien en respuesta a ciertos estímulos, actividades o pensamientos, porque son esas cosas que hacemos lo que ayuda al cerebro (y al fin y al cabo a nosotros mismos) a vivir mejor.

Cuando después de hacer una actividad física intensa, salimos de la ducha y estamos como satisfechos con nosotros mismos, la felicidad y bien estar que nos invade, no es una "sensación" de orgullo sin más. Físicamente (o mejor dicho, químicamente) el cerebro nos recompensa con dopamina por haber realizado una actividad que a él le viene de maravilla para estar más sano. Esto es así por una razón evolutiva. El mono que tenía menos condiciones físicas moria con más facilidad y además no tenía acceso a las monas, ya que los otros monos más fuertes no lo consentían. Por eso nuestros cerebros han evolucionado de forma natural a "recompensarnos" por hacer ejercicio, porque eso nos lleva a tener mayor calidad de vida y mayor calidad reproductiva.

Del mismo modo, cuando hayamos la respuesta o solución de un problema por nosotros mismos, también tenemos de nuevo esa sensación de ser los mejores y unos cracks. Y no es solo una sensación. De nuevo nuestro cerebro recompensa nuestra curiosidad y nuestras ganas de encontrar respuestas. Y para esto también hay una razón evolutiva. El mono que al oir un ruidito en la selva no se giraba a mirar porque suponía que era la brisa o algo sin importancia, acababa muriendo porque un depredador acababa con él. Sin embargo, el curioso, el que buscaba la respuesta de qué era ese ruidito, sobrevivía. El cerebro recompensa la curiosidad y las ganas de obtener respuestas como un mecanismo esencial para la vida y la supervivencia. 

Así podríamos seguir con un montón de cosas (sexo, sueño, posición social, alimentación,...) que, al ser esenciales y necesarias en nuestra vida, son recompensadas por un buen chute de sustancias como la dopamina que segrega nuestro cerebro para indicarnos que vamos en el buen camino.

Pero lo curioso del tema no está aquí. Lo curioso es que se ha descubierto recientemente que al escuchar música, el cerebro libera dopamina del mismo modo en que se libera ante placeres más concretos y esenciales para nuestra supervivencia como los que ya hemos comentado. Utilizando aparatos de diagnóstico por imagen un grupo de investigadores midió la secreción de dopamina y la actividad cerebral de un montón de voluntarios al escuchar música. El escáner mostró que el cerebro de los participantes liberaba dopamina en una región denominada núcleo estriado cuando éstos escuchaban sus canciones favoritas, y que además esta liberación se realizaba en el momento culminante de la canción. El núcleo estriado es la misma área cerebral que estimulan drogas como la cocaína para producir la euforia que experimentan sus consumidores. Ahí es nada...

Lo que trae de cabeza a los investigadores es averiguar por qué estímulos abstractos como la música u otros tipos de arte son capaces de producirnos placer, a pesar de que no son necesarios para la supervivencia.

Y yo, que no soy científico, les voy a dar una pista. LA MUSICA ES ESENCIAL PARA LA VIDA!